Antimundo
30 / 12 / 2019
Cuando tenía 15 años, hice el camino de Santiago con mi tío. Un día pedimos indicaciones a un pueblerino para que nos guiase en nuestro viaje. Aquel hombre debía estar aburrido ese día o algo, porque sin venir a cuento, nos recitó un monólogo sobre su vida, y cómo había acabado viviendo en ese pueblo.
Tras media hora de reloj, de una densa charla sobre la vida de este señor, al que solo quisimos preguntar cómo seguir el camino, conseguimos despedirnos de el.
Según retomamos la marcha, mi tío citó con gran sabiduría la siguiente frase «En esta vida se puede ser de todo, menos pesado». Y esas son, sin duda alguna, unas de las palabras mas ciertas que he escuchado desde entonces.
Y no para menos, pues brindar a los demás la libertar de disfrutar de su individualismo y soledad con tranquilidad, es uno de los mayores deberes que tenemos como ser humano, que por norma, vive en sociedad.
Siguiendo las enseñanzas que he recibido en mi juventud, he llegado a la conclusión, de que me interesan demasiadas estupideces inconexas. De las cuales me apetece hablar de vez en cuando, y que sin duda, un blog personal, me va a brindar la oportunidad de explayar, experesar, y desahogar, mis ganas de dar el coñazo, sin molestar a nadie.
Si has llegado a esta parte del post, te habrás percatado de que no se me da bien expresarme. Sin duda sería un periodista nefasto, pero por suerte ese no es el objetivo de este blog. Pero si lo son pillar habilidad escribiendo, velocidad con la mecanografía, y corregir las faltas de ortografía que suelo poner. Especialmente con las tildes, con las cuales no me llevo demasiado bien.
